⇒Escrito por: Eva Pérez de Arriluzea Roldán (Profesora de Yoga Infantil y Especialista en Atención Temprana)
Todas las personas que tenemos mascotas somos conscientes de lo felices que nos hacen pero además, un cada vez mayor grupo de científicos está demostrando que los animales pueden hacernos más sanos. Esta realidad es el motivo del creciente uso de animales -perros y gatos en su mayoría pero también aves, peces e incluso caballos- en lugares que van desde hospitales, escuelas y residencias de tercera edad, hasta escuelas cárceles y centros psiquiátricos.
Aubrey Fine es psicóloga clínica y profesora de la Universidad Politécnica de California y ha escrito varios libros sobre el vínculo humano-animal. Según Fine, el uso de animales en entornos médicos se remonta a más de 150 años, aunque hasta la década de los 70 los investigadores no comenzaron a descubrir las bases científicas para ese vínculo. Un estudio realizado en 1980 reveló que pacientes que habían sido víctimas de un ataque cardiaco y poseían mascotas, vivían más tiempo que los que no las tenían. Otro estudio demostró que el simple hecho de acariciar a su propio perro podría reducir la presión arterial del paciente.
Más recientemente, los estudios se han centrado en el hecho de que la interacción con animales puede aumentar el nivel de la hormona oxitocina de la gente, hormona que ayuda a que nos sintamos felices y confiados. Éste puede ser el modo en que se crea el vínculo entre humanos y animales a lo largo del tiempo, pero no es el único beneficio de la misma ya que también puede ser útil en la capacidad del cuerpo para estar en un estado de «preparación para sanar», y también para crear nuevas células, por lo que nos predispone a un ambiente en nuestros propios cuerpos donde podemos ser/estar más saludables.
Además, los animales pueden actuar como terapeutas en sí mismos o, al menos, facilitar la terapia, ya que son capaces de ayudar a bucear bajo el radar de la conciencia de un niño al estar éste mucho más a gusto y dispuesto a abrirse. Son cada vez más las familias que declaran que la terapia con perros ha tenido un efecto positivo en sus hijos y aunque, si bien es cierto que cada niño con autismo experimenta de manera diferente, para muchos de ellos, los perros alivian su ansiedad e incluso ayudan a algunos a abrirse a los demás, ayudando a compensar las dificultades para socializar que poseen.
Casos como el de Shawn, un niño de once años que ha participado en un programa de terapia canina, es ejemplo de los beneficios que ofrece el contacto con los animales. Shawn era incapaz de hablar y sus peticiones se realizaban señalando imágenes (sí, no, cuarto de baño, juguetes, alimentos, etc.). Cuando le presentaron a Shadow por primera vez, una preciosa labrador negra, se negó a entrar en la habitación con ella e incluso salía corriendo si ella lo miraba. Un año después, era Shawn quien pedía pasearla y alimentarla, ayudándole así a desarrollar habilidades de comunicación transferibles a las relaciones con sus compañeros y profesores. De la misma forma, la presencia tranquilizadora de Shadow ayudaba a que recuperara su autocontrol cuando se enfadaba. Wills, por otra parte, es el hijo de Michael Price, escritor de Los Simpson y Monica Holloway, escritora también y autora del libro «Cowboys and Wills» basado en la historia de su hijo y su golden retriever Cowboy. Como cuenta en el libro, Wills era un niño afable a quien le gustaba estar con otros niños pero que no sabía cómo conectar con ellos: «Cowboy ayudó al niño a interactuar con otras personas por primera vez en su vida. Los niños se acercaban para admirar al perro pero acababan adorando al niño también, quien, a su vez, era capaz, con Cowboy a su lado, de demostrarles su amor». Wills fue pronto comunicando sus propios pensamientos y sentimientos, siendo capaz de expresar emociones a través de su perro. «Cowboy tiene miedo» significaba que estaba asustado; y sus padres empezaron a ser capaces de responder en consecuencia. Dormir solo también era una tarea que fue capaz de realizar mucho más gustosamente con el perro a su lado. Wills fue capaz incluso de vencer su fobia al baño el día que Cowboy se zambulló en la bañera junto a él. Incluso hizo que fuera capaz de decirle ‘Te quiero», algo que nunca se había producido con anterioridad, ya que no era capaz de conectar palabras con sentimientos.
Los perros entrenados para asistir a niños autistas pueden ser el vínculo entre el niño y el mundo que les rodea, ayudándoles con las barreras que muchos tienen en su vida diaria. Los niños con autismo pueden beneficiarse especialmente de la interacción con los perros, que pueden proporcionar amor incondicional y sin prejuicios, además de una valiosa compañía, siendo capaces de prestar un apoyo tan valioso.
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